Protección para tus muebles de exterior en invierno
Para poder disfrutar en primavera de nuestros muebles de exterior, debemos asegurarnos de que están a salvo de las inclemencias del tiempo y bien protegidos durante los meses de invierno.
La lluvia, el viento, los rayos UVA, la contaminación o el frío, pueden deteriorarlos, y para evitarlo la mejor protección es colocarlos en un trastero o garaje, resguardándolos de la intemperie.
Lo primero que debemos hacer es comprobar que los muebles que queremos almacenar están en óptimas condiciones, dejándolos completamente limpios. Si las tapicerías son extraíbles, podremos lavarlas nosotros mismos o enviarlas a la tintorería; si están cubiertos con telas o incluyen cojines, debemos cepillarlos y retirar la suciedad. En muebles de madera podemos utilizar un cepillo suave y retirar el polvo con un aspirador. Si son de metal, podemos limpiarlos con un cepillo de cerdas metálicas.
También podemos aprovechar el momento previo a almacenarlos para barnizar maderas o dar una capa de pintura a mesas o sillas metálicas.
Una vez que los muebles están libres de polvo y suciedad, es el momento de almacenarlos en un trastero para protegerlos del frío y la humedad, pero aunque se encuentren en el interior, nunca está de más protegerlos con fundas adaptadas a su medida, para evitar que el polvo se deposite sobre ellos.
Si no se dispone de un espacio de almacenamiento adecuado, intentaremos minimizar los efectos del invierno colocándolos bajo un porche, toldo, o alerón y recurriremos a otras soluciones:
Lona de plástico impermeable y fundas protectoras
Ajustándola al máximo con el fin de que el agua no pueda colarse, la lona debe cubrir todo el mueble y ser resistente. Su principal ventaja es la impermeabilidad. Además es ligera, lo que permite su colocación de forma sencilla.
Si el mobiliario es de madera, hay que evitar a toda costa que se moje, ya que la humedad puede producir grietas; si el mueble es de hierro, corre el riesgo de oxidarse. En ambos casos, si es posible desplazarlos, lo más aconsejable es trasladar los muebles a un sitio cerrado.
Las fundas protectoras se adaptan a diferentes formas y tamaños de mueble, generalmente se fabrican en poliéster, y también deben ser impermeables.
Aceites y productos específicos
Si los muebles son de madera, es aconsejable tanto al principio como al final del verano, aplicarles una capa de aceite de teca que nutre y protege contra manchas y agentes externos como el moho o los hongos. Si los muebles son de hierro, la función protectora la puede realizar la pintura antióxido o un barniz protector. Para muebles de bambú lo más recomendable es limpiarlos y protegerlos pasando sobre su superficie un paño empapado en aceite de linaza.
Proteger nuestros muebles de la mejor manera posible, almacenándolos en lugares libres de humedad es la mejor garantía para alargar su vida útil.